Cuentan que en el pueblo de San José de Moro rodeado de varias huacas, la mayoría de sus habitantes varones se dedican a las excavaciones (huaquear) y a la artesanía y trabajan hasta altas horas de la noche, en una noche muy oscura un huaquero retornaba a su domicilio y de la oscuridad apareció un perro negro, grande que asustó al hombre hasta hacerlo entrar en crisis nerviosa y babear y luego desapareció en la profunda oscuridad.
Fuente: Anónimo