Se cuenta que un hombre que estaba de visita por la hacienda de Huayobamba siempre se encontraba con un campesino, pero un día él estaba chacchando su coca y pues de la nada le contó la leyenda del frejol y del maíz en donde dijo: “después que el dios de los antepasados creó a los hombres y a las mujeres les regaló, entre otras semillas, dos semillas de poroto y dos de maíz. Al entregárselas les dijo: -"Estas semillas de frejol y de maíz que les entrego, deben siempre sembrarse juntas, regarlas con las lluvias del cielo y cultivarlas con amor. No olviden mis palabras, pues del cultivo de estas semillas comerán ustedes y los hijos de vuestras hijos". Al terminar de hablar el dios desapareció y no lo volvieron a ver jamás". "Después los hombres y mujeres se dedicaron a sembrar y cultivar las semillas juntas y observaron que el maíz crecía grande y poderoso; daba cañas dulces y fuertes, lucía barbas hermosas y producía choclos con granos de gran tamaño. Además observaron que el frejol que se arrastraba por el suelo se enroscó a la caña y se elevó también en busca del cielo". Por ello sacamos mejores cosechas, los choclos y los "chucaros" son más buenos.
Saúl Huilla